miércoles, 23 de mayo de 2007

SALARRUÉ: SIN DUDA UN MITO MÁS ALLÁ DE LA LITERATURA

Por Ángel Ernesto López

Salarrué sin duda es un mito en la literatura; curiosamente en la pintura menos estudiado a pesar de ser un don en el que se destaca a temprana edad. Fue un pintor por vocación y en este campo recibe una instrucción en el extranjero gracias a una beca, que también le ayudó a trabajar para el gobierno de El Salvador por cierto tiempo.

Hablar de Salarrué es hablar de un enigma de alguien en que a través de la pintura expresa un universo. La tendencia de los colores obscuros, los naranjas supongo que para resaltar los claros que hace de su pintura. Únicamente se puede decir de su anticipación al sicodelismo no puedo negar que cualquier contacto con su obra me produce una experiencia inexplicable ya sea en sus cuentos o en sus pinturas: hay un inmenso dominio de lo mágico.

Para muchos el fue alguien astral, que vivía en otro mundo, abstraído a pesar de haber dicho en su carta “Mi respuesta a los patriotas” «Yo amo a Cuscatlán. Mientras vosotros habláis de la Constitución, yo canto a la tierra y a la raza: La tierra que se esponja y fructifica, la raza de soñadores creadores que sin discutir labran el suelo, modelan la tinaja, tejen el perraje y abren el camino. Raza de artistas como yo, artista quiere decir hacedor, creador, modelador de formas (cosa práctica) y también comprendedor. » Al parecer sus palabras aun no han bastado para considerarlo como alguien serio, tal vez por la prefundida con que trabajó, que creemos que su mundo no es real; a pesar de sentir y ver que nuestro mundo es mágico, para muchos estudioso de la obra de Salarrué hay puntos de encuentro entre su literatura y pintura: la descripción de paisajes y de la naturaleza de manera sublime no es más que pintar con palabras, y en la pintura hablar con imágenes las líneas curvas parecen tener cierta sensualidad según Janet Gold, para quien dicha sensualidad descriptiva encuentra un parangón en las reiteración de “curvilíneas” en sus cuadros, en donde hay tanto movimiento que sus pinturas “parecen casi bailar”.

La pintura no es una exageración ni la copia de algo: es la creación de parte de un mundo interior, de cómo vemos y cómo sentimos. La verdad no la tengo yo, sino quien en realidad siente la magia de la pintura.

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