Por Gabriela Paz y Mauricio Hércules
«¡Un día de rebelión, no de descanso!»
El primero de mayo es un día conmemorativo, ¿que celebramos? Si nos evocamos al origen de tal fecha y a la decisión de inclinarlo en una conmemoración, encontraremos que esta celebración esta ligada a la lucha de los obreros durante el siglo XIX, en pleno auge de la Revolución Industrial. Fue declarado en 1889, por el Congreso Fundador de la Segunda Internacional Marxista un día para acciones mundiales del proletariado.
Debido a las actividades acontecidas en el año de 1886, una huelga general sobrevino por todo Estados Unidos; por lo menos 30, 000 obreros hicieron huelga con el afán de establecer la jornada laboral a ocho horas diarias, la cual fue respondida con represalias violentas. La mañana del 4 de mayo, la policía atacó ametrallando y capturando a una columna de 3000 huelguistas. Por toda la ciudad se formaron grupos de trabajadores. El 5 de mayo en Milwaukee, la milicia del Estado respondió con una masacre de trabajadores; tirotearon a ocho polacos y un alemán. A mediados del mes de mayo del año 1886, se llevó a cabo el juicio de Haymarket en Chicago, alegando la muerte de un policía a mano de los huelguistas, en esa zona. Finalmente cuatro individuos fueron llevados a la horca, el 11 de noviembre de ese mismo año, denominado luego el "Viernes negro", Spies, Engel, Parsons y Fischer, se presentaron ante la horca, con togas blancas. Spies pronunció ante la llegada de la muerte: "Llegará un tiempo en que nuestro silencio será más poderoso que las voces que ustedes estrangulan hoy".[i]
Es importante hacer hincapié en esta fecha como una celebración reivindicativa, porque el sentido de dicha celebración es revivir el esfuerzo de tantos y tantas sindicalistas que murieron luchando por el reconocimiento de sus derechos, la búsqueda de salarios más justos, la reducción de jornadas laborales a ocho horas diarias y al derecho a formar sindicatos.
Al manejar el concepto “día del trabajo” y no “día del trabajador” encausamos la celebración hacia otros objetivos. La empresa privada no tilda al primero de Mayo como una celebración reivindicativa: se enfoca en la acción y no a la persona, quien da valor al trabajo como acción. Lo celebra como el día del trabajo, porque no le interesa evocar su orientación a la lucha por los derechos laborales. No se celebra el esfuerzo sindical, ni la lucha laboral, sino el único acto de vender la fuerza de trabajo a cambio de una compensación monetaria. ¿Bajo que intereses hace tal cosa?
Tal es la razón entonces por la cual el primero de mayo cada año, millones de personas se lanzan a las calles por todo el mundo, remembrando las hazañas del pasado y exigiendo hoy sus derechos como trabajadores y trabajadoras, en un mundo globalizado, mientras otros millones vuelcan el sentido conmemorativo de este día a vacacionar y disfrutan de un día de descanso.
NOTAS
[i] Del Obrero Revolucionario No. 351, 14 de abril de 1986, articulo conmemorativo tras los 100 años del suceso.
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